martes, 21 de diciembre de 2010

“Los deseos de un Anciano”

  • Deseo que me hagas sentir que soy amado, que soy útil todavía, que no estoy solo.
  • Deseo permanecer en mi casa o en la tuya.
  • Deseo que cuando comamos en la misma mesa me des conversación a pesar de que yo apenas hable.
  • Deseo que me visites a menudo en la residencia, en caso de que te veas obligado a internarme en ella.
  • Deseo que me ames por lo que soy y no por lo que tengo.
  • Deseo que llenes de cariño y comprensión esta última etapa.
  • Deseo que no bromees de mi paso vacilante o de mi mano temblorosa.
  • Deseo que comprendas mi incapacidad de oír como antes y que por lo tanto, me hables despacio y claro, pero sin gritar, si no es necesario.
  • Deseo que tengas en cuenta que mis ojos se están nublando, y que no me eches en cara ni te rías de mí, cuando tropiezo o derramo la taza de café sobre la mesa.
  • Deseo que me ofrezcas asiento en el autobús y la preferencia en la acera, así como que respetes mi paso lento al cruzar la calle.
  • Deseo que tengas tiempo para escucharme sin prisas, aunque lo que yo te diga te importe poco o nada.
  • Deseo que no me digas: “ya me has contado tres veces lo mismo”, y me escuches como si fuera la primera vez que te lo cuento.
  • Deseo que me recuerdes los aciertos y éxitos de mi vida pasada y que no me hables de mis errores y fracasos.
  • Deseo poder sentir la caricia de tu mano sobre la mía y escuchar sin agobiarme palabras suaves de ánimo, cuando esté al final de mis días háblame entonces de la misericordia de Dios.
  • Gracias, mil gracias por atender mis deseos. UN DIA OTROS LOS HARAN POSIBLES PARA TI.

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